Según el diario El TIEMPO, varios ciudadanos comentan que se siente ‘víctimas’ de las llamadas cámaras de ‘fotomultas’.
Para algunos, en sus procesos se evidencian graves fallas en la notificación, tiempos de respuesta y asignación de citas.
‘Ellos esperan que la gente les pague’
Alejandro Daza es un abogado bogotano a quien le notificaron una fotomulta por exceso de velocidad en noviembre pasado.
Como pocos, fue hasta el final del proceso. Otros, ante las largas filas, prefieren pagar. Esto parece ser el mejor instrumento para disuadir a la gente de impugnar.
Este es el relato de Daza: “Ya había salido la sentencia de la Corte. Estábamos en plena pandemia y había muchas restricciones para salir. Hice la impugnación por internet y nunca me contestaron. Se suponía que tenían todo listo, las adecuaciones técnicas para prestar un servicio virtual y decidí impugnar. Lo hice tres veces y no respondían. Al tiempo me llegó un correo donde me decían que me iban a dar un agendamiento virtual, pero la plataforma no sirvió y nunca me dieron la cita. Pasó más de un mes y como tenía que hacer el traspaso de un carro fui a las oficinas de la calle 13. Tuve que hacer una fila larga y cuando me tocó el turno ya no había citas. Fui tres veces, tuve que hacer tres filas de casi cuatro horas hasta que al final me dieron una para enero del 2021.
Cumplí la cita, otra vez tres horas mientras me atendía una abogada. Al final apareció, me preguntó por qué iba a impugnar, le dije que por la sentencia de la Corte. A los cinco minutos me entregó la resolución. Fue tedioso el proceso, pero lo que pesó fue el argumento de la Corte. Por lo que vi, ellos esperan que la gente pague; el que vaya e impugne, supongo que le quitan el comparendo”.
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Fue tedioso el proceso, pero lo que pesó fue el argumento de la Corte. Por lo que vi, ellos esperan que la gente pague.
'No tuve más remedio que pagar'
A Gerardo Tovar, empleado de una reconocida empresa de mensajería, le llegó una notificación de un a fotomulta de la Secretaría de Movilidad de Medellín por pasarse un semáforo en rojo.
“No conozco Medellín, nunca he estado allá. Mi moto la compré y la estoy pagando, no tengo tiempo para viajar pues a mí me pagan por cada trámite que hago”, dice. “Intenté comunicarme a varios teléfonos y nunca contestaron. Tampoco tenía tiempo ni dinero para ir a hacer el reclamo. Luego me salió una mejor oferta de empleo y me exigían que no debía tener multas pendientes, no me quedó otro camino que pagar casi 500.000 pesos para poder tener el paz y salvo”.
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Intenté comunicarme a varios teléfonos y nunca contestaron.
'Un error de procedimiento'
Las pocas diferencias que tiene el médico Germán Robles con su padre son el segundo apellido y la edad. A su padre le llegó una notificación de fotomulta por exceso de velocidad. Este es un claro ejemplo de lo que dice la sentencia de la Corte en el sentido de que debe haber identificación plena del infractor.
En este caso, la SDM se pifió en todo. Notificó a una persona que ni siquiera iba manejando ni era el propietario. No obstante, Germán, el hijo, hizo el curso para beneficiarse con el descuento, a pesar de que a él nunca lo notificaron y las cédulas de ambos son distintas, por razones obvias.
Ni siquiera en ese detalle se fijaron al enviar el comparendo. “Me presenté al curso y el instructor al final empezó a hablar de las fotomultas. Me dijo que podía apelar porque la notificación la hicieron a otra persona que no es el propietario, me contactaron con un abogado. Él me dijo que había un error de procedimiento. Tuve que ir dos veces a la calle 13, primero a radicar el poder y luego a radicar la solicitud de impugnación. El fallo se demoró dos años y apenas me la quitaron el año pasado, si hubiera tenido que hacer un traspaso, no podría”.